
Nuestro alguacil en nuestro pueblo ejercía también el oficio de pregonero. Con su traje, su gorra de plato y su corneta vociferaba en todas las esquinas el bando que le habían encomendado.
Mas tarde pasaron varios pregoneros pero todos recordamos al tio Manuel "el correo" y a la última que ejerció de esta guisa, a Tere, que aún sigue, pero con medios más modernos, mediante el altavoz y las jotas, pregona desde el ayuntamiento, un poco estridentes por el volumen para que se oiga por todo el pueblo.
Todo aquel encanto de antes, del sonido de la gaita, del sonsonete leido, de la proximidad, creo que se ha perdido, pues la gente se arremolinaba alrededor para poder oir el bando, se paraba y todo el mundo lo comentaba y luego se dispersaba cada uno a su casa para reanudar las labores que estuviera haciendo.
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