Arqueología

Las primeras evidencias arqueológicas detectadas hasta la fecha en el término de Crivillén corresponden a un momento no precisado del Eneolítico-Edad del Bronce, de los que son ejemplos los talleres de sílex de La Muela, desde donde se podía ver todo el valle desde su cima, en ocasiones acompañados por cerámica a mano, como ocurre en La Tejería. donde quedan restos de un horno hecho de ladrillos de adobes.

 Mayor interés reviste el poblado de San Ramón, con materiales del Hierro I, época ibérica y medieval, y donde se observan en superficie restos de una posible torre, desde donde se podía ver todo el valle desde su cima

Las primeras evidencias de poblamiento estable en el tramo del río Escuriza donde hoy se localiza el núcleo de Crivillén corresponden a los yacimientos de San Ramón en el sur y el Moncoscol en la confluencia de los ríos Escuriza y Estercuel, ya en el término del municipio del mismo nombre. Dos pequeños enclaves en los que predominan materiales de época íbera, y desde los que se domina todo el valle.

 También se ha detectado la presencia de cerámicas de diversa cronología en las Cuevas Deva no catalogadas pero en las que llegó a vivir gente por los parapetos y agarradores tallados en la piedra para su accesibilidad, situadas en un paraje pintoresco, cerca del río donde podemos encontrar numerosos fósiles de orejas y piedras llenas de mejillones pequeños en un amasijo conglomerado de otras conchas que demuestran que todo este paisaje hace muchos muchísimos años era un mar.

 También podemos encontrarnos con diversas formaciones sencillas de interés geológico en los alrededores, posibles " mesas de ceremonias " o simplemente como chimeneas de las hadas, fruto de la erosión, en medio de la colina, al borde derecho del camino a las cuevas. Son losas grandes sostenidas en alto, consecuencia de la geología del lugar ;¿o hechas por el hombre?

 

Como señalización rústica acorde con el lugar podemos observar el pilón de piedras mostrando el lugar pintoresco del entorno de las Cuevas Deva, construido por un vecino del pueblo de dos metros de alto en perfecto equilibrio sin ningún tipo de argamasa