Los alguaciles son personas que sirven al pueblo y a la colectividad local. Además realizan una función que no siempre puede agradar a todos los vecinos, porque ejecutan órdenes que les vienen dadas. En tiempos pasados, no obstante, las más de las veces, estas órdenes que se le encomendaban desde el ayuntamiento, y más concretamente desde la Secretaría del mismo, no pasaban de ser la encomienda de avisos a los vecinos, vigilancia de los servicios de aguas, limpieza de calles, matadero, alumbrado nocturno de calles y plazas,
Nuestro alguacil en nuestro pueblo ejercía también de pregonero. Con su traje, su gorra de plato y su corneta vociferaba en todas las esquinas el bando que le habían encomendado.
Asistía, siempre cerda del Alcalde u otras autoridades, como el secretario a todos los actos públicos tradicionales o que se pudieran organizar con ocasión de algunas efemérides, por si fuera preciso el cumplir alguna orden o aviso de momento. Tenía el alguacil cierta autoridad moral entre los vecinos y era respetado siempre en cuantas advertencias o recomendaciones pudiera realizar, en atención a los servicios y órdenes municipales.
Sus funciones básicas eran las de cobrar recibos, mantener el orden en el pueblo, encender el alumbrado público, efectuar comunicaciones, asistencia al personal de la corporación, realizar los pregones que le encomendaban.
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