miércoles, 23 de noviembre de 2011

Las encatarras de Crivillén

En nuestro pueblo como agrícola que era y es aunque ahora solo queda el sus, de regadío, había una serie de redes fluviales o de acequias  que suministraban el agua del río Escuriza y de diversas fuentes de su entorno como la del Rejón y la de Domingo Esteban, a los distintos campos de los alrededores de la ribera, extendiendo sus ramificaciones por la Solana, La Auya, El sus, El roso, El Rumedio, el molino alto y bajo, la Vega, hasta Los Ríos .
Estas acequias a veces se encontraban con alguna dificultad montañosa de arenisca y para salvarla excavaban las encatarras, agujeros horadados en la pared normalmente de arenisca de 2m de alto por 1m de ancho, una herencia árabe, tanto por la tecnología como por el nombre, ya que catarra viene de cat (roca) por los que se continuaba la acequia y permitía el discurrir del agua, de forma más recta y sin perder la fuerza del caudal, agujeros en los que cabía de pie una persona, para poder acceder para su limpieza de vez en cuando (la zofra), algunos eran de varios metros, y se hacían agujeros tipo ventana redonda para poder ver y otras más pequeñas. Entre este correr del agua había tres balsas grandes que recogían y almacenaban estas aguas para su uso como  las balsas de los molinos y para su distribución como la balsa de la vega la más grande y varias azudes en lo alto del curso del río por donde se distribuía a las distintas ramificaciones de las acequias.
Había muchas encatarras a lo largo de los recorridos de las diferentes acequias, actualmente se conserva en uso una sola que es la que proporciona el agua al sus


Encatarras de la acequia que surtía a la balsa del molino alto, el del aceite, camino a la fuente del Rejón, estas son las más pequeñas de longuitud, pero podemos observar los diferentes colores que econtramos en las vetas de la arenisca





Encatara obstruida por desplome de los sedimentos que tenía encima por las lluvias
Encatarra obstruida e invadida por la maleza

Esta  de abajo es de piedra y está en los bajos del molino de harina, queda muy poco para que la erruna y los sedimentos del río la oculten pero tiene de altura metro y medio por dos de fondo

Había otras en el rumedio, concretamente en el huerto del cura donde cogíamos los guardalibros, especie de hierba verde  que se criaba allí que servía para señalar la página del libro
En el roso, era la más grande y la mas elevada, sorteaba un precipicio de 50 metros por encima del río, se derrumbó.
Y en los Rìos. son las que están mas a mano y se pueden observar mejor todo el trabajo que tuvieron que hacer para la construcción de las mismas, no queda vestigio alguno de la acequía

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