miércoles, 28 de mayo de 2008

Hacer el pan en el horno de Crivillén

Ya hace mucho tiempo que se dejó de hacer pan en el pueblo allá por finales de los 60, no sé exactamente el año, pues era un trabajo duro y sacrificado.
Tenían que levantarse a las 4 de la mañana para preparar la masa con la levadura para que fermentara, luego amasarla con la harina y el agua en casa y aprovechar para llevarla al horno antes que los hombres se fueran a la mina, con la masa en una canasta envuelta en el masero, que pesaba una barbaridad, se llevaba mediante un baluarte donde se ponía con las ansas la canasta, en el horno había más calor y fermentaba y subía antes la masa. Allí en el tablero se iba cortando la masa con la rasera para amasar bien los panes, cogían 5 masadas, es decir unos 300 panes y cada familia tenía su forma de identificar sus panes, con un moño o moñete o con una buena tajo o raja en el pan con la rasera, o con un pizco, pues en la coción igual entraban dos o tres familias según fuera la demanda para el día, había que aprovechar al máximo el espacio y la energía calorífica del horno.


Se empezaba a cocer a las 8 de la mañana.
Se solía hacer una masada cada 15 días de unos 60 panes, pues normalmente las familias eran bastante numerosas y se consumía mucho pan.
Que bueno que era aquel pan, nada que ver con el industrial de ahora que todo es química. Y el olor tan agradable que desprendía cuando pasábamos por la plaza del horno para ir a la escuela.
También se hacían madalenas, tortas de azúcar y bollicos de alma para las fiestas con cabello de angel preparado en casa con los membrillos.

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